Estos últimos días los he pasado por tierras andaluzas, en concreto por Sierra Morena. Hacía tiempo que tenía pendiente la visita a esta mítica sierra ibérica, y en concreto la búsqueda de una de nuestras especies más emblemáticas de nuestra fauna, el lince ibérico Lynx pardinus. El pasado lunes día 19 bajé desde Cantabria en compañía de Máximo Sánchez y Antonio Lastra. Allí nos encontraríamos al día siguiente con Julio Roldán, de Sevilla.
Llegamos al caer la tarde y antes de ir al alojamiento, donde pernoctaríamos estos días, hicimos una primera toma de contacto por el entorno. Al día siguiente madrugamos y al amanecer llegamos a nuestro puesto de observación, en un valle cubierto de monte mediterráneo. Fincas privadas (la mayoría utilizadas como cotos de caza mayor) con encinas, lentiscos, prados y roquedos, donde pudimos disfrutar de buena parte de la fauna mediterránea, típica de estos montes serranos.
Así vemos hasta tres águilas imperiales Aquila adalberti diferentes, un adulto, un inmaduro y un subadulto. También un águila real Aquila chrysaetos adulta y buitres leonados Gyps fulvus y buitres negros Aegypius monachus. Observamos también otras especies de avifauna como rabilargo, alcaudón meridional, curruca cabecinegra, curruca rabilarga, roquero solitario, pito real o abubilla común.
En cuanto a los mamíferos, abundantes ciervos rojos y conejos, también gamos, algún jabalí al atardecer e incluso un muflón, pero sin rastro del lince.
El miércoles 21 nos dirigimos a otro sector de la sierra en busca de más suerte con el felino. Nuevamente abundantes ciervos rojos, incluso con un espectacular e insólito celo para la fecha en que nos encontramos. Bramidos, peleas entre machos, persecuciones a hembras...
Una soberbia águila imperial adulta nos da la bienvenida, posada en una roca en lo alto de una ladera rodeada de bosque mediterráneo. A lo largo del día veríamos una pareja sobrevolando ese mismo sector y otra en otro valle, con un ejemplar en vuelo y otro vigilando su territorio desde un par de posaderos próximos. También un águila real, buitres leonados y buitres negros. Un picogordo Coccothraustes coccothraustes se posa en una encina contigua a mi posición.
Nuevamente finaliza el día sin haber localizado al mítico felino.
El jueves 22 decidimos volver al sector del primer día, ya como última esperenza de ver al lince, antes de regresar de nuevo al Cantábrico. Como los días anteriores, amenece un día frío pero despejado, con calor incluso al mediodía. Nuevamente vemos ciervos, gamos y un bonito macho de muflón. Abundantes conejos y perdices rojas, base de la cadena trófica de los que se alimentan numerosos depredadores, entre ellos nuestro objetivo.
Nuevamente vemos águilas imperiales, un adulto posado en la copa de una encina, con un espectacular paisaje de fondo. Otro adulto nos sobrevuela, cicleando sobre nuestras cabezas. Buitres negros y leonados, un gavilán común y un mochuelo común reclamando desde el pie del tronco de una encina, además de los paseriformes habituales.
Ya después de comer, escucho un ruido junto a mí, en la vegetación, veo que algo se mueve en el suelo. Me acerco y se trata de un espectacular ejemplar adulto de culebra de escalera Rhinechis scalaris, que no tarda en ocultarse bajo una roca.
Cae la noche y decidimos acercarnos hasta un roquedo cercano, sobre el río Jándula, para ver si localizamos al búho real Bubo bubo. No tarda en cantar un ejemplar, no lejos de donde se alimenta un grupo de cabra montés Capra pyrenaica hispanica, compuesto por hembras y jóvenes. En la ladera opuesta, canta un atrevido cárabo común Strix aluco.
Se hizo de noche y el lince no quiso dejarse ver. Habrá que volver el año próximo pensamos. De regreso Máximo y yo paramos para hacer alguna escucha desde la pista, para ver si algún ejemplar emitía su llamada de celo. Pero nada, únicamente los ciervos dejan sentir su celo con peleas y bramidos.
Decidimos ya sí, poner fin a la jornada. De regreso en el coche, a las 18:55 h, algo aparece en el pista delante del coche, ¡¡un lince¡¡ dice Máximo. Efectivamente, ahí está ante nosotros el felino más amenazado del mundo, la especie que hemos estado buscando durante tres días sin éxito, aparece ya de regreso al hotel, cuando ya dábamos la batalla por perdida.
Un ejemplar que seguramente caminaba por la pista, se gira con su característico andar, y sin mayor problema atraviesa una vallado cinegético que cierra una finca. Primero introduce la cabeza, luego las extremidades anteriores y después el resto del cuerpo. Una vez salvado el obstáculo, se gira y nos mira, antes de perderse en la noche, en la espesura del bosque mediterráneo.
Como en el tiempo de descuento de un partido sin goles, ya en el tiempo añadido, el fantasma del bosque mediterráneo hizo acto de presencia. Una vez más, la naturaleza es así de caprichosa y de imprevisible, de ahí lo mágico que atesora.
El lince ibérico es una especie mundialmente amenazada, dado su carácter endémico de la Península Ibérica y la dramática disminución poblacional sufrida en décadas pasadas. Según datos de la Junta de Andalucía, en diciembre de 2010 se individualizaron por diversas técninas un total de 290 ejemplares para toda la Comunidad Autónoma, de los que 179 fueron detectados en Andújar (Sierra Morena de Jaén).
Me alegro de que hayamos compartido este Momento de Gloria. Acompañado, siempre mejor que sólo. Un abrazo, y pasadlo bien estos días.
ResponderEliminar!Muy bueno ese lince Alajandroo!
ResponderEliminarMe has traido buenos recuerdos de la zona,el lunes lo comentamos.
felices fiestas para los tres y un fuette abrazo