30 de mayo de 2010

Liébana

Dicen que todas las personas tenemos un rincón mágico, donde estamos agusto y a donde regresamos periódicamente. En mi caso este rincón existe y se encuentra en un sector remoto y solitario de Liébana (Cantabria). Uno de esos tesoros de la naturaleza Cantábrica.



Allí decidí subir el viernes por la tarde hasta este domingo por la mañana, pernoctando las dos noches en una antigua cabaña de pastores.

28.05.2010.

A media tarde salgo de Vargas rumbo a Liébana. Por el camino, en Castro Cillórigo, un Alimoche común Neophron percnopterus sobrevuela la carretera. Aparco la furgo, cargo la mochila a la espalda y empiezo a subir ladera arriba por el hayedo, caminando durante hora y media por un paraje de ensueño. La niebla está presente a media ladera y ya antes de abandonar el bosque me envuelve con su magia. Antes de dejar atrás el hayedo, 1 Agateador norteño Certhia familiaris se muestra activo en el tronco de un haya.

Llegó a una braña donde localizo un excremento de Lobo ibérico. Las vacas tudancas pastan tranquilas en el claro.

Por fin llegó a la cabaña, aunque la espesa niebla me impide dar una vuelta por el entorno. Me meto en la cabaña, donde habita una familia de Topillo nival Chionomys nivalis. Estos simpáticos animales tienen su morada bajo el camastro de la cabaña y entran y salen por los agujeros de la pared de piedra. Al día siguiente me encontraría una desagradable sorpresa, ya que al marchar al amanecer a ver la fauna, en mi regreso encontré el saco de dormir mordido, con varios agujeros.
La niebla no levanta, así que ceno y me meto al saco.

29.05.2010.

Toda la madrugada ha estado soplando un fuerte viento del SW. Me levanto al amanecer y continúa soplando. Tras desayunar asciendo hasta un collado próximo por donde habitualmente transitan los Lobos. Un grupo familiar que tiene su territorio por este valle y varios valles contiguos y que me ha dado más de una alegría en años anteriores.

Observo los grupos de Rebecos Rupicapra pyrenaica parva pastando en las cumbres, las hembras adultas acompañadas ya de sus pequeñas crías, las cuales da gusto ver corretear por las escarpadas laderas. También los pequeños grupos de Ciervas Cervus elaphus pastan aquí y allá en brañas y matorrales.

Son poco más de las 8 h cuando se acercan las lloviznas por el SW y decido bajar a la cabaña. Pasado un rato, a media mañana, subo hasta otro collado y cabecera de hayedo para rastrear la zona. En esta cabecera de hayedo habitaba el Urogallo cantábrico Tetrao urogallus cantabricus hasta hace pocos años. Hace 10 años tenía controlados aquí al menos 1 macho y 3 hembras, después estuve unos años sin volver por la zona y ya nunca más he vuelto a ver indicios de la especie y mucho menos encontrarme con algún ejemplar apeonando por el suelo del bosque. Eché un breve vistazo al antiguo cantadero, con rastros de Jabalíes de un lado a otro. Una Corza Capreolus capreolus permanece en la zona. Fuera del bosque, dos excrementos de Lobo de hace unos días y compuestos por restos de Jabalí, confirman una vez más lo importante que es esta especie para regular las poblaciones de algunos herbívoros.

Veo un inmaduro de Águila real Aquila chrysaetos sobrevolando la zona, rápidamente es hostigado por una pareja de Chovas piquirrojas Phyrrocorax phyrrocorax. Al fondo del valle, una treintena de Buitres leonados Gyps fulvus dan cuenta del cadáver de un jato. Observando el valle que se abre a sus pies, un soberbio toro tudanco mira imponente sus dominios, es el rey del puertu.
A mediodía sube mi padre y me reencuentro con él en la cabaña. Comemos junto a un pozo, donde hay actividad de la herpetofauna, con especies como Rana bermeja Rana temporaria, Sapo partero común Alytes obstetricans y Lagartija de turbera Zootoca vivipara.

Bisbitas alpinos Anthus spinoletta y Collalbas grises Oenanthe oenanthe están en plenas disputas territoriales.

Una pareja de Culebreras europeas Circaetus gallicus sobrevuelan altas el valle cercano, mientras que volvemos a ver surcar los cielos al inmaduro de Águila real, que nos abandona por el Este.

A media tarde mi padre ya se va. Aún hace calor para ir a buscar fauna, por lo que aprovecho para echar una siesta en la cabaña.

Va cayendo la tarde y subo al collado a echar una visual. Las Ciervas van saliendo del bosque a alimentarse. Un Corzo hace lo mismo en una ladera cubierta de brezos. Un Aguililla calzada Hieraaetus pennatus de fase clara ciclea muy próxima. Va cogiendo altura y un Cernícalo vulgar Falco tinnunculus la acosa repetídamente.

Una hembra de Zorro Vulpes vulpes atraviesa rauda una braña, moviéndose a continuación por el borde del hayedo y brezal, ocultándose en él. No muy lejos, un Jabalí de buen tamaño joca el terreno en un claro de los brezos, escobas y abedules. Es sorprende lo prudentes que se vuelven algunas especies en su actividad diaria, cuando en el entorno hay superdepredadores con poblaciones asentadas. Lo he comprobado todo el fin de semana por ejemplo con las Ciervas, algo que ya me había pasado en otras localidades. Cada paso fuera del bosque, por una ladera descubierta, atravesar un claro o una braña, se hace con mucha precaución, mirando antes de cruzar para ambos lados.

Cae la noche y los murciélagos se alimentan por la zona.

30.05.2010.

Me levanto nuevamente al amanecer y subo hasta el collado por donde suelen pasar los cánidos salvajes. Un Zorro es sorprendido en la zona. Ciervas y Rebecos pastando en estas primeras horas.

Localizo el rastro de un Lobo, en su zona habitual de paso. Ahora andan ya con crías y el grupo se muestra más esquivo.
A eso de las 9 h bajo a la cabaña, recojo la mochila y desciendo ladera abajo hacia el pueblo.

23 de mayo de 2010

Campoo-Los Valles

Hoy estuve pasando el día por la comarca de Campoo-Los Valles, en el sur de Cantabria. Llegué poco después del amanecer a un collado propicio para la observación del Lobo ibérico. Allí me instalé con el telescopio, prospectando las brañas y matorrales supraforestales, ya que el bosque ya presenta hoja en su mayor parte. No era el único que andaba al acecho del cánido, ya que un guarda estaba apostado en una ladera próxima. La gran diferencia, él en vez de un telescopio portaba un rifle.



Estuve hasta las 9:30 h, después el calor ya apretaba. No tuve suerte y afortunadamente el contrario tampoco. Sí que pude observar diferentes grupos de Rebecos Rupicapra pyrenaica parva y de Ciervos Cervus elaphus, incluidos varios machos con sus cuernas en desarrollo. También un bonito macho de Corzo Capreolus capreolus y 2 Zorros Vulpes vulpes, el primero de ellos en la braña donde me encontraba mirando y el segundo más lejos, en un sector de matorral subalpino.




A continuación estuve prospectando diferentes sectores del valle de Campoo, en busca de rapaces. Me aposté en un punto estratégico y comenzó el desfile; 1 Alimoche común Neophron percnopterus, 2 Aguilillas calzadas Hieraaetus pennatus ambas de fase clara, 1 Abejero europeo Pernis apivorus, Buitres leonados Gyps fulvus bajando a una carroña y otras especies más habituales como Busardo ratonero, Milano negro, Gavilán común y Cernícalo vulgar.

Al tiempo, una pareja de Zorros buscaba micromamíferos en unos prados de en frente, cerca de un pueblo. Prospectaban por separado, pero en ocasiones coincidían y la hembra hacía un gesto de sumisión al macho, similar al de los Lobos, ocultando el rabo entre las patas y agachándose. Nunca había observado este comportamiento en la especie. En otro prado aún más cercano a mi posición, otro Zorro macho buscando también comida. Muy activa la especie toda la mañana, supungo que ahora atareados en las labores de crianza de los cachorros.

Una pareja de Alcaudón dorsirrojo Lanius collurio permanecía posada en unos espinos, coincidiendo en ocasiones en el mismo plano del telescopio con la pareja de Zorros. Un Corzo ladrando a mi espalda y una hembra de dicha especie en otro prado. El Cuco común Cuculus canorus ponía la melodía.

A eso de las 11 h abandono el lugar y sigo recorriendo el valle. Las Cigüeñas blancas Ciconia ciconia permanecen en los nidos, ya con pollos, mientras sus parejas buscan comida por los verdes prados.

Uno de los escasos Milanos reales Milvus milvus reproductores vuela bajo en busca de presas.

En el municipio de Valdeolea canta una Abubilla Upupa epops junto a una pareja de Alcaudones dorsirrojos. Acompaña nuevamente el canto del Cuco común, muy frecuente por toda la comarca.
Rapaces como Alimoche común, Buitre leonado, Milano real, Milano negro o un bonito macho de Aguilucho pálido Circus cyaneus prospectan laderas y praderías.

En el cercano municipio de Valdeprado del Río localizo dos Abejeros europeos, uno de fase oscura, realizando vuelo de exhibición, y otro más de fase clara.

El calor ya se hace pesado y decido poner punto final a la jornada de campo.

17 de mayo de 2010

La Osa y los tres escañetos

A continuación la crónica de las andazas de estos últimos días, buscando y observando Osos pardos Ursus arctos por la cordillera Cantábrica, en compañía de Máximo Sánchez Cobo.

15.05.2010.

Llegamos a eso de las 20:30 h al primer lugar seleccionado para hacer una espera. Las condiciones climatológicas aún no son muy favorables, con niebla en las cumbres aunque ya ha cesado de llover y nevar. Eso sí, el frío es muy intenso, mucho más de lo que cabría esperar en pleno mes de mayo. Prospectamos el terreno en busca del plantígrado, aunque no tenemos éxito. Un Zorro Vulpes vulpes busca comida en un prado por debajo del bosque. En la misma pradería un Corzo Capreolus capreolus pastando y a media ladera, varios Rebecos cantábricos Rupicapra pyrenaica parva hacen lo mismo.

Se echa la noche y cenamos rápido para meternos al saco cuanto antes.

16.05.2010.

Nos despertamos a las 06:15 h, aunque tardamos un rato más en salir del saco, debido al intenso frío que hace, producto de una buena helada que ha caido por la noche. Tardaríamos en entrar en calor hasta el mediodía. El día amanece raso, sin apenas nubes.

Buscamos al Oso por las pedreras, por las brañas, por los claros del bosque, pero nada. Varios Rebecos en las cumbres y Corzos en los pastizales y brezales. También un Azor común Accipiter gentilis sobrevolando la zona. En un nevero encontramos las huellas de una Osa con dos crías del año pasado, que subían ladera arriba, seguramente para cambiar de valle.




Al mediodía decidimos irnos a otra zona, donde hacer una espera en la tarde. Tras reponer fuerzas con una buena comida, subimos a un collado donde echar una visual y seleccionar nuestro emplazamiento de atardecer. Un collado en el que el destino nos depararía una grata sorpresa a posteriori. Un Zorro campea por el claro de una ladera cubierta de brezales y escobales.

Decidido el emplazamiento, cambiamos al valle paralelo, en busca del Oso.

La tarde va cayendo, el Sol nos coge de frente y el contraluz no favorece en absoluto la búsqueda. Varios Escribanos hortelanos Emberiza hortulana amenizan la espera, al igual que una pareja de Aguilucho pálido Circus cyaneus. Mientras, en la osera no parece haber actividad.

A las 20:10 h, aún con una luz horrible, decido dejar a Máximo allí mirando y subir ladera arriba, para mirar el valle de atrás. Por el camino, un cercano Zorro que merodea por un sector desbrozado y una Perdiz pardilla Perdix perdix que marcha volando. Arriba, un excremento de Lobo ibérico delata la presencia del cánido salvaje. Monto el teles y observo dos Ciervas Cervus elaphus cuando recibo la llamada de Máximo, que está viendo una Osa con nada menos que tres escañetos. Y yo aquí arriba ¡¡¡. Desciendo a todo trapo por la ladera, con el teles al hombro, a tal velocidad que hubiera dejado atrás al mismísimo Asafa Powell.

Por fin llego y ahí están, los cuatro, una preciosa Osa y sus tres crías de este año, frágiles y jugetonas. Se encuentran junto al collado en el que estuvimos hace escasamente cuatro horas.
La luz ha mejorado bastante y podemos disfrutar con ellos, en una ladera con brezos, escobas y roquedos con algún claro. La Osa se va moviendo por la ladera, moviendo a las crías por lugares realmente difíciles de transitar. Aún así, éstas trepan ágilmente. Se suben a una roca, la madre prospecta la ladera, mientras ellas juegan y pasan por debajo de su tripa, asomando entre las patas de su madre. Siguen avanzando poco a poco hasta llegar al mismo punto en el que estuvimos Máximo y yo, donde la Osa levanta el hocico y ventea, no sabemos si al detectar nuestro olor o prospectando la otra ladera. El caso es que se dan la vuelta y avanzan de nuevo lentamente, por la misma ladera de siempre, llegando hasta unos roquedos y brezos, donde les dejamos ya sin luz, tras algo más de una hora de observación que nos dejó perplejos.

Se hace de noche y cantan la Ranitas de San Antonio Hyla arborea en una charca próxima.

Nos dirigimos hasta una cabaña de pastores cercana, para pernoctar y regresar al punto de observación al amanecer. Mientras hacemos un fuego en la chimenea y calentamos la cena, recordamos las vivencias de la observación.

17.05.2010.

Amanece despejado, nuevamente con frío, pero menos que ayer. Desayunamos, recogemos el material y nos dirigimos a intentar localizar a la familia de úrsidos. Llegamos al sitio, monto el teles y nada más enfocar en el punto que los dejamos ayer, ahí están los cuatro, increíble. Ahora sí que les vamos a disfrutar pensamos, ya que el sol les iba a dar de lleno. Y así fue, desde las 06:50 hasta las 08:50 h que se encamaron en unos brezos, estuvimos disfrutando de sus andanzas, con una luz impresionante. Durante todo el tiempo se movieron por un espacio reducido, la madre comiendo herbáceas y flores de una especie de margaritas, mientras las crías jugaban incansables, pegándose, trepando a un roble, subiendo por un árbol caído, empujándose contra los brezos, etc. La verdad que parecían de goma, porque se daban unos golpes buenos. A un rato la hembra se tumbó panza arriba y las tres crías se pusieron a mamar juntas, un espectáculo. Una de ellas tenía la cabeza muy clarita (¿una hembra?).

Y así estuvimos las dos horas, disfrutando de esta maravillosa observación, hasta que decidieron poner fin a sus andanzas y la madre les llevó hasta unos brezos donde se encamaron. Allí los dejamos mientras nos alejábamos con la retina llena de imágenes.

Os dejo a continuación un par de vídeos.





12 de mayo de 2010

Por la casa del Oso

Bueno, aquí va mi debut en el mundo de los blogs. Empiezo esta nueva aventura con la crónica de una jornada de campo por la comarca cántabra de Liébana, tras los rastros del Oso pardo y el Lobo ibérico.

25/04/2010

Llegamos Máximo Sánchez y yo poco después del amanecer a la comarca de Liébana. El objetivo, intentar localizar rastros de Oso pardo y Lobo ibérico, en una zona de habitual campeo para ambas especies. Para ello, nos separamos para cubrir diferentes sectores y poder así abarcar más terreno.

Sigo el eje de la cordillera, atravesando hayedos, brañas y áreas de matorral supraforestal (brezales y escobales).

La primera observación es de un macho de Rebeco cantábrico Rupicapra pyrenaica parva que sorprendo en una braña, y que no tarda en encaramarse a unas peñas calizas.

Los Aguiluchos pálidos Circus cyaneus se muestran muy activos durante toda la jornada, localizando un mínimo de 4 parejas en sectores de brezal. Una de las parejas reclamando en vuelo y entregando una presa el macho a la hembra.

Localizo también la presencia del Aguililla calzada Hieraaetus pennatus con dos ejemplares por separado, ambos de fase oscura. Más abajo, en el hayedo, un Picamaderos negro Dryocupus martius emite su característico reclamo de vuelo. También en el hayedo los Cucos Cuculus canorus parecen dar la bienvenida a la primavera, mientras que un bonito macho de Curruca rabilarga Sylvia undata se muestra en el espeso brezal.

Me adentro en una cabecera de hayedo, donde me recibe un Corzo Capreolus capreolus. Localizo aquí un rastro de escasos días de un Oso pardo Ursus arctos, un excremento entre la hojarasca y varias escarbaduras en el suelo No muy lejos, en el borde superior del hayedo, el rastro de un Lobo ibérico Canis lupus signatus en un sendero embarrado. Los dos señores de la cordillera Cantábrica cruzando sus caminos.


Cabecera de hayedo donde localicé el rastro del Oso pardo.

Avanzada la tarde me reencuentro con Máximo, en una cabaña de pastores, donde aprovechamos para merendar, antes de regresar hacia el coche entre la ya espesa niebla.

Lobo en Campoo

08/05/2010

Esta mañana, en compañía de Máximo Sánchez Cobo, subí al amanecer al valle de Campoo (Cantabria), con la intención de observar su rica fauna. Para nada defraudó las poco más de dos horas que allí estuvimos, hasta que se echó la niebla.

A pesar de encontrarnos en mayo, amaneció un día más invernal que primaveral, con un cielo plomizo, 2 º C y con nieve a partir de los 1.000 m aproximadamente. Expectacular el contraste entre el verde intenso de los hayedos ubicados a menor altitud y el blanco de la nieve. Algo que también sucedería en el valle del Saja, donde pasamos el resto de la mañana.

Los grupos de Ciervos Cervus elaphus y Rebecos cantábricos Rupicapra pyrenaica parva pastan en los parches sin nieve, próximos ya a su época de parto. Un Águila real Aquila chrysaetos permanece posada en una ladera con nieve, en un corte de la misma, controlando un amplio sector. En el hayedo, un Corzo Capreolaus capreolus busca comida entre la nieve, al refugio de unos acebos.

Prospectamos cada braña y cada claro con nuestros telescopios. En una de ellas, 2 Ciervas descansan tranquilas, mientras que 2 mastínes hacen lo mismo en otra braña en mitad del bosque, vigilando el ganado. Son las 7:55 h cuando vuelvo a dar otro barrido por la zona y veo que ya no están las Ciervas, algo las ha asustado. No tardo en encontrar al culpable, un ejemplar de Lobo ibérico Canis lupus signatus que olfatea en la nieve, en un claro. Transita por un sendero y desciende rastreando al pequeño pastizal. Le perdemos de vista entre las escobas y acebos, para poco después volver a aparecer en otro claro. Sigue avanzando y olfateando cuando le perdemos de vista, ya definitivamente, entre la vegetación. En la foto, un excremento de la especie en la nieve.


Se nos echa la niebla y tras reponer fuerzas con un buen plato de huevos, chorizo y patatas, decidimos pasar al valle del Saja. Buscamos aquí rastros en la nieve y localizamos los cadáveres de dos yeguas, víctimas de la última nevada. Estos son aprovechados por una veintena de Buitres leonados Gyps fulvus que nos brindan un bonito espectáculo con sus disputas. Un Aguililla calzada Hieraaetus pennatus de fase clara y un bando de 27 Chovas piquigualdas Pyrrhocorax graculus sobrevuelan la zona, al igual que una Culebrera europea Circaetus gallicus que pasa en vuelo alto. Por su parte, una pareja de Collalba gris Oenanthe oenanthe y un bonito macho de Escribano cerillo Emberiza citrinella marcan su territorio junto a nosotros.

Descendemos hacia Cabuérniga, donde vemos otra Aguililla calzada, también de fase clara. Mientras, nos llegan nuevas noticias de lobos, esta vez en otro sector, donde anoche mataron un potro de un caballo de monte. Época delicada la primavera para el cánido salvaje, cuando el ganado retorna al monte, se producen los partos y es también la reproducción de esta especie.