12 de mayo de 2010

Por la casa del Oso

Bueno, aquí va mi debut en el mundo de los blogs. Empiezo esta nueva aventura con la crónica de una jornada de campo por la comarca cántabra de Liébana, tras los rastros del Oso pardo y el Lobo ibérico.

25/04/2010

Llegamos Máximo Sánchez y yo poco después del amanecer a la comarca de Liébana. El objetivo, intentar localizar rastros de Oso pardo y Lobo ibérico, en una zona de habitual campeo para ambas especies. Para ello, nos separamos para cubrir diferentes sectores y poder así abarcar más terreno.

Sigo el eje de la cordillera, atravesando hayedos, brañas y áreas de matorral supraforestal (brezales y escobales).

La primera observación es de un macho de Rebeco cantábrico Rupicapra pyrenaica parva que sorprendo en una braña, y que no tarda en encaramarse a unas peñas calizas.

Los Aguiluchos pálidos Circus cyaneus se muestran muy activos durante toda la jornada, localizando un mínimo de 4 parejas en sectores de brezal. Una de las parejas reclamando en vuelo y entregando una presa el macho a la hembra.

Localizo también la presencia del Aguililla calzada Hieraaetus pennatus con dos ejemplares por separado, ambos de fase oscura. Más abajo, en el hayedo, un Picamaderos negro Dryocupus martius emite su característico reclamo de vuelo. También en el hayedo los Cucos Cuculus canorus parecen dar la bienvenida a la primavera, mientras que un bonito macho de Curruca rabilarga Sylvia undata se muestra en el espeso brezal.

Me adentro en una cabecera de hayedo, donde me recibe un Corzo Capreolus capreolus. Localizo aquí un rastro de escasos días de un Oso pardo Ursus arctos, un excremento entre la hojarasca y varias escarbaduras en el suelo No muy lejos, en el borde superior del hayedo, el rastro de un Lobo ibérico Canis lupus signatus en un sendero embarrado. Los dos señores de la cordillera Cantábrica cruzando sus caminos.


Cabecera de hayedo donde localicé el rastro del Oso pardo.

Avanzada la tarde me reencuentro con Máximo, en una cabaña de pastores, donde aprovechamos para merendar, antes de regresar hacia el coche entre la ya espesa niebla.

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