Atrás quedaron ya los días de verano en los que la familia de lobos jugaba al amanecer en los claros del matorral, bosque arriba. Los cachorros jugaban a perseguirse, a morderse las patas, entre ellos cinco pero también con su madre y con otra hembra adulta ("la niñera"), probablemente una hermana mayor de ellos. Siempre es un momento único y privilegiado ver las evoluciones y juegos de una familia de lobos, pero cuando esa vivencia sucede acompañado de tu hijo a punto de cumplir 8 años, la felicidad es absoluta. Pasar la noche en el monte con él, rodeado literalmente de lobos, con la Luna llena y el cárabo como testigos, te hace sentir completamente lleno. Por eso espero que este 2019 venga lleno de vivencias en el campo, rodeado de animales vivos y de naturaleza. Feliz 2019 !!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario