El calentamiento global es un hecho innegable, sólo hay que ver el caluroso y seco verano que estamos viviendo en el Cantábrico, con una sequía y días de insolación con precedentes demasiado cercanos en el verano de 2017 (aquella fue aún peor), por no hablar de los récords insólitos de temperatura este año en el ártico ruso.
Las aves son el grupo de animales que primero van cambiando sus áreas de cría o de invernada en función del cambio en el clima (entre otros factores), su gran capacidad de movimiento les permite adaptarse primero a dichos cambios, en el caso que ello sea posible. Así, especies africanas van aumentando su distribución hacia el norte, colonizando poco a poco la Península Ibérica. Cantabria y la Cornisa Cantábrica no son una excepción a estos acontecimientos y si años atrás el elanio común Elanus caeruleus dio la sorpresa criando en nuestra región, ahora la protagonista es la golondrina daúrica Cecropis daurica, una golondrina de origen africano que cuenta ya en Cantabria con al menos media docena de localidades de cría.
Nido de golondrina daúrica en Cantabria.
Este año he podido comprobar la reproducción del alcaudón común Lanius senator en el municipio de Valdeprado del Río, en lo que era el primer registro de reproducción de la especie en Cantabria, aunque posteriormente han aparecido unas fotos de un juvenil en el vecino municipio de Valdeolea del año 2017. El alcaudón común es una especie mediterránea que en Cantabria únicamente se ve de manera muy escasa e irregular durante los pasos migratorios, especialmente en la costa.
Adulto y juvenil de alcaudón común en Valdeprado del Río (Cantabria).
Estas observaciones no hacen sino confirmar aún más el calentamiento global que sufre nuestro planeta y que promete ser un verdadero problema para la mayoría de las especies que vivimos en él, incluida la nuestra. No soy optimista.
