14 de enero de 2012

Lobos en Liébana


La jornada de hoy anduve por la comarca de Liébana, tras el rastro del lobo ibérico Canis lupus signatus, visitando el territorio de un grupo familiar que tengo controlado desde hace cuatro años y que es probablemente el que mayores alegrías me ha dado y más me ha permitido aprender sobre el comportamiento y costumbres de esta mítica especie. Hacía tiempo que no estaba por esta zona y por ello me ha alegrado saber que la manada sigue allí, recorriendo las mismas sendas que aquel invierno del 2008.

Ha amanecido un día frío, con 5º bajo cero al despuntar el alba, al comienzo algo nublado aunque ha ido despejando durante la mañana. Charcas, abrevaderos y pequeños arroyos estaban totalmente congelados y el suelo muy duro, no propiciaba la búsqueda de huellas. No obstante, he podido localizar indicios de la especie en la totalidad de un recorrido de cerca de 4 kms de longitud, que he efectuado sobre una itinerario que previamente ya conocía, que ha venido utilizando la especie en estos años.





En este transecto he localizado un total de 22 excrementos de más o menos antigüedad, con restos de presas como ciervo rojo Cervus elaphus y jabalí Sus scrofa, ambas especies abundantes en Liébana en los últimos años.





Además, he localizado huellas del cánido en ambos sentidos, lo que unido al gran número de excrementos detectados confirman el uso frecuente que hacen de este recorrido. En una zona donde el terreno permitió registrar el paso de la manada, pude estimar la presencia de un mínimo de 4 ejemplares, aunque seguramente puedan ser 5 ó 6 los integrantes de dicho grupo familiar.




En el collado donde finalicé el recorrido, además de varios excrementos, localicé arañazos en el suelo, como parte del marcaje territorial. Los excrementos se han depositado en collados prominentes, cruces de caminos o junto a grandes piedras o arbustos.


En definitiva, una jornada de campo sumamente entretenida, rastreando a unos viejos conocidos, que esperemos sigan teniendo la suerte que les falta a otros congéneres y puedan ocupar su territorio durante muchos años más.


A continuación os relato un encuentro que tuve con este grupo familiar a finales de la primavera de 2008, en uno de los contactos más especiales que he tenido en mi vida con la especie.


07.06.2008.

Tras pernoctar en un antiguo chozo de pastores, me levanto a las 6 h. La niebla de la tarde anterior ha subido en altura y solo cubre los picos más altos, aunque rápidamente se disipa, permaneciendo únicamente en el fondo del valle. Lo primero que veo son rebecos y ciervas.


Subo hasta un collado próximo, para echar una visual de la valleja que queda al oeste de la cabaña. Varios rebecos más pastan en las laderas de fuerte pendiente, entre ellos un grupo de 5 hembras con 4 crías de escasas semanas. Retrocedo y subo al pernal opuesto para visualizar la valleja que queda al Este de la cabaña. Localizo más ciervos y 2 rebecos más.


Cuando estoy regresando, a las 8 h, localizo en una pequeña braña, a unos 1650 m de altitud, en un pernal divisorio de las dos vallejas, una manada de lobo ibérico Canis lupus signatus, que viene desde la vertiente de la cabaña. Son 5 ejemplares, la pareja "alfa" y 3 individuos subadultos. El macho dominante destaca entre todos por su tamaño.


A la braña van entrando por separado y en ella se detienen y reagrupan. Uno de los subadultos se acerca al macho dominante, este levanta la cola y se pone en tensión. El subadulto realiza un gesto de sumisión. De inmediato atraviesan la braña y transitan por un sendero pernal abajo, atravesando en fila una zona de matorral. Atraviesan también un abedular y salen a otra pequeña braña donde se juntan y campa cada uno a sus anchas. Cruzan otro pequeño sector de matorral y salen a otra braña más alargada donde empiezan a olfatear. Llegan al final de la misma y todos juntos olfatean un arbusto prominente que se encuentra en mitad del pastizal. Uno de los ejemplares orina sobre él. Se dan la vuelta y retroceden sobre sus pasos, en cabeza uno de los subadultos. Los otros ejemplares se detienen a olfatear en el brezal que se extiende ladera abajo. El subadulto que iba en cabeza vuelve hacia atrás para juntarse con el resto de la manada y se introducen en el brezal, donde les pierdo de vista a las 8:15 h.


A las 8:35 h vuelvo a localizar a parte de la manada peinando el brezal ladera abajo. Una cierva huye despavorida.

Regresé al lugar un par de horas después para ver los rastros, localizando además de las huellas, un excremento compuesto integramente por restos de jabalí, lo que confirma la alimentación de la manada en las últimas horas.

6 comentarios:

  1. !Que gozada!

    La leche de vida por los collados y a primera hora de la mañana.Ya tengo ganas de encontrarme con uno.

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    1. Todo llega Óscar, a base de madrugones y esperas en esos collados. A ver si subimos un día a probar suerte. Un abrazo.

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    2. Hola amig@s, ahora en diciembre de 2013, tenemos que certificar que esta maravillosa manada de la que se habla es la que ha sido literalmente exterminada por los hijos de mala madre de turno: http://www.eldiariomontanes.es/20131219/local/occidental-liebana/denuncia-muerte-indiscriminada-lobos-201312191213.html

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  2. Impresionante la experiencia vivida. Gracias por compartirla. Se me ponen los vellos de punta sólo de imaginármela. Ojalá, como dices, ese grupo siga campeando durante mucho tiempo por esos collados.
    Un saludo.
    Antonio Córdoba

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  3. Hola amig@s, ahora en diciembre de 2013, tenemos que certificar que esta maravillosa manada de la que se habla es la que ha sido literalmente exterminada por los hijos de mala madre de turno: http://www.eldiariomontanes.es/20131219/local/occidental-liebana/denuncia-muerte-indiscriminada-lobos-201312191213.html

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  4. Mucho me temo que esta es la manada aniquilada por estos asesinos, uno de los grupos familiares históricos de esta parte de la cordillera. Saludos.

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