Fauna Cantábrica es un blog destinado a la divulgación de la fauna silvestre de la región Cantábrica y de más allá, a través de crónicas de jornadas de campo, observaciones de interés, viajes de naturaleza, etc. Todo ello contado por un apasionado de la fauna silvestre.
Durante el otoño de 2016 estuvimos siguiendo la evolución de un grupo familiar de lobo ibérico Canis lupus signatus en un sector de la Cordillera Cantábrica oriental. La manada estaba integrada por la pareja reproductora, cuatro cachorros del año y al menos otros cuatro ejemplares más. Con la llegada del alba los adultos y algún otro ejemplar adulto/subadulto acudían al punto de reunión para juntarse con los cachorros. Dicho lugar se localizaba en lo alto de una ladera cubierta de matorral y con rodales de roble en su entorno. Allí los cachorros esperaban la llegada de los adultos con la comida, explorando mientras el entorno o jugando entre ellos, en ocasiones compartiendo espacio con vecinos curiosos y potencialmente peligrosos, como el jabalí. A medida que daba el Sol se tumbaban disfrutando de sus rayos, vigilados a veces por algún adulto. Avanzada la mañana desaparecían en la espesura.
Una mañana la pareja de adultos y otro ejemplar más que les acompañaba y después de dejar a los cachorros en el matorral, se dirigieron a una braña donde estuvieron jugando durante un buen rato, como si fueran tres cachorros más, marcando eso sí la jerarquía. Disfrutaban con falsos ataques, juegos y carreras, mientras el Sol iba alumbrando el entorno. El superdepredador nos mostraba así su lado más familiar y juguetón, ajeno a los peligros provenientes del hombre, peligros que para las familias de lobos tarde o temprano acaban llegando y por supuesto ellos no iban a ser la excepción.
A continuación un vídeo con algunas imágenes de esta familia lobuna.
A comienzos del pasado mes de agosto pude disfrutar como pocas veces, con numerosos y duraderos encuentros con el gato montés Felis silvestris en la Montaña Oriental de León, en compañía de Mario, Maybe, Celia, Silvia, Neco y Dana. Fue un intenso fin de semana de observaciones, especialmente en lo que se refiere a dicha especie, con un total de 14 contactos con el felino correspondientes a un mínimo de 7 ejemplares diferentes, en un total de tres días (una tarde, un día entero y una mañana).
A continuación un recopilatorio de varias secuencias de vídeos obtenidos durante los días 4, 5 y 6 de Agosto.
El entorno de la Cordillera Cantábrica es un lugar excelente para la observación del gato montés, una especie por lo general escasa y de muy difícil observación en otros puntos de la Península Ibérica. Las zonas de contacto de la Montaña Oriental Leonesa, la Montaña Palentina o los sectores cántabros de Liébana, Polaciones y el alto Saja, son probablemente algunos de los mejores lugares de la Península para disfrutar de la especie.
El pasado 14 de Noviembre, también en compañía de Mario, pudimos disfrutar de la observación de 3 ejemplares distintos en el Parque Natural Saja-Besaya, rememorando los encuentros con la especie de aquel intenso fin de semana de verano.
El picamaderos negro Dryocopus martius es un pícido o pájaro carpintero que habita en bosques caducifolios y de coníferas desde la Cordillera Cantábrica por el Oeste hasta Japón y la Península de Kamchatka (Rusia) por el Este. Presenta por lo tanto una amplia distribución por los bosques templados y boreales de Eurasia. En la Península Ibérica hasta tiempos recientes había dos poblaciones incomunicadas entre sí, una en la Cordillera Cantábrica y otra en los Pirineos, estando ambas también aisladas del resto de su extenso área de distribución.
En la Cordillera Cantábrica era una especie relegada a bosques caducifolios maduros y de cierta extensión, bien puros de haya o mixtos de haya y roble, pero siempre instalando su nido en el pie de un haya con unas determinadas características (fuste recto y alto, sin ramas por debajo...) como pudimos comprobar en un estudio que realizamos en el año 2001 en el Monte Ucieda, dentro del Parque Natural Saja-Besaya (Cantabria) y publicado en el nº 1 de la revista Locustella y cuyo pdf me podéis solicitar a través del correo electrónico.
En las dos últimas décadas la situación ha cambiado y la especie ha sufrido una expansión de su área de distribución y de su población, estando ya conectadas a comienzos de la presente década la población cantábrica y pirenaica a través de los Montes Vascos (Gainzarain y Fernández-García, 2011).
Centrándonos en Cantabria, hace años que ya ha dejado de ser un habitante exclusivo de los bosques caducifolios maduros y extensos, habiendo ampliando su presencia a plantaciones forestales de coníferas, sectores de campiña arbolada, bosques mixtos o incluso formaciones de ribera. Esta expansión y ampliación de los ambientes ocupados, me recuerda personalmente mucho a la evolución que también ha tenido un mamífero forestal con el que comparte distribución Eurosiberiana y similares requerimientos en cuanto al hábitat y que curiosamente es uno de sus depredadores, me refiero a la marta Martes martes. Dicho mustélido también ha pasado de tener una presencia limitada a los bosques caducifolios, a ocupar hoy en día cualquier medio forestal y no tan forestal, incluidas áreas periurbanas o plantaciones de eucalipto.
Pero lo que más me ha impactado de la evolución del picamaderos negro en nuestra región, es el haber comprobado como una pareja sacaba adelante esta pasada primavera su pollada (al menos tres jóvenes), en un nido construido en un eucalipto Eucalyptus globulus en el municipio de Castañeda (Cantabria), en lo que constituye el primer caso conocido y documentado en esta Comunidad Autónoma. Para los que desde hace muchos años sentimos una atracción especial por esta especie y venimos estudiando incluso su ecología y demografía, nos sorprende e impacta el ver un nido ocupado de picamaderos negro en un eucalipto.
Joven en el interior del nido aguardando la llegada de los adultos.
A continuación un vídeo con los jóvenes en el nido y los progenitores alimentándolos a finales de Mayo, cuando también abandonaron el nido.
Quiero dejar claro que no por hacer esta entrada estoy a favor de las plantaciones de eucalipto y menos aún en la forma en como se gestionan, dado que como ya de sobra se ha demostrado, producen un enorme daño al suelo al empobrecerlo brutalmente y también a los ríos y estuarios, cuando dichas plantaciones son taladas a matarrasa y la lluvia posterior arrastra gran cantidad de tierra desnuda a los ríos y arroyos, los cuales se tornan marrones, acabando con frezaderos de salmónidos y empobreciendo el ecosistema fluvial y estuarino con dichos sedimentos. Por no hablar de que dichas plantaciones han destrozado el paisaje de la Cornisa Cantábrica. No obstante, sí que me parece interesante reflejar como la fauna (al menos algunas especies) se adapta, evoluciona y nos deja una secuencia tan impactante como es una pareja de picamaderos negro sacando adelante sus polluelos en un eucalipto.
Por último, quiero agradecer a Mario González Corral el haberme informado sobre la presencia de esta pareja.
Cuando comencé a salir al campo a comienzos de la década de los 90, ver uno oso en la población osera oriental era poco menos que misión imposible y no digamos ya verlo en Cantabria, donde su presencia era ocasional en algunos municipios de Liébana (Camaleño, Vega de Liébana y Pesaguero), en Polaciones o en la Hermandad de Campoó de Suso. Eran los peores momentos para el oso en la Península Ibérica y en particular para la población de la Cordillera Cantábrica oriental, que no superaba los 20-25 ejemplares.
Un cuarto de siglo después, la población se ha ido recuperando lentamente, más rápido en la población occidental que partía de un mayor número de individuos. Por su parte la oriental ha duplicado sus efectivos (según datos oficiales), gracias en buena parte al aporte de ejemplares en dispersión desde el sector occidental. En el caso de Cantabria también se ha notado ese aumento poblacional, habiendo hoy en día presencia constante e incluso hembras reproductoras en Liébana, Polaciones y Hermandad de Campoó de Suso, habiéndose ampliado además en los últimos años su distribución a otros municipios con menos tradición osera en tiempos recientes, como es el caso de Tudanca, Rionansa, Lamasón, Mancomunidad de Campoó-Cabuérniga, Valdeolea o Valderredible.
Hábitat osero en la comarca de Liébana (Cantabria).
Cabe destacar que en determinados años Cantabria se convierte en un lugar muy importante de alimentación para el grueso poblacional oriental, especialmente en un momento tan delicado como es el otoño, cuando necesitan comer abundantemente para superar con éxito el invierno y la hibernación, aquellos ejemplares que la realicen. Esto sucede ciertos años de abundancia de fruto seco (bellota o hayuco) en la cara norte de la Cordillera Cantábrica y ausencia de cosecha en la vertiente sur, algo que está sucediendo por ejemplo este otoño.
La pasada primavera realicé varias observaciones de la especie en la Cordillera Cantábrica oriental, a gran distancia y con ayuda de potente óptica, destacando una mañana en la que pude localizar un total de 4 ejemplares, algo que si me hubieran dicho hace años me hubiera costado mucho creer. A continuación un vídeo recopilatorio con las imágenes de estos ejemplares.
Desgraciadamente las amenazas para la especie no han cesado y el número de casos de mortalidad vinculada a las actividades humanas es preocupante (envenenamientos, lazos, disparos por error en batidas de jabalí...). Sin ir más lejos el mes pasado resultó herido un oso pardo al ser confundido con un jabalí y recibir al menos un disparo en un monte de la Montaña Palentina. Da la casualidad de que hace pocos años un episodio similar acabó con otro oso herido en similares circunstancias y en dicha provincia. La mayoría de estos episodios de mortalidad no natural en la población oriental se han venido produciendo en el norte de Palencia, en la Reserva Regional de Caza de Fuentes Carrionas que además es Parque Natural, lo que sin duda pone en entredicho la compatibilidad de este tipo de actividad cinegética con la conservación del oso pardo.