A continuación la crónica de las andazas de estos últimos días, buscando y observando Osos pardos Ursus arctos por la cordillera Cantábrica, en compañía de Máximo Sánchez Cobo.
15.05.2010.
Llegamos a eso de las 20:30 h al primer lugar seleccionado para hacer una espera. Las condiciones climatológicas aún no son muy favorables, con niebla en las cumbres aunque ya ha cesado de llover y nevar. Eso sí, el frío es muy intenso, mucho más de lo que cabría esperar en pleno mes de mayo. Prospectamos el terreno en busca del plantígrado, aunque no tenemos éxito. Un Zorro Vulpes vulpes busca comida en un prado por debajo del bosque. En la misma pradería un Corzo Capreolus capreolus pastando y a media ladera, varios Rebecos cantábricos Rupicapra pyrenaica parva hacen lo mismo.
Se echa la noche y cenamos rápido para meternos al saco cuanto antes.
16.05.2010.
Nos despertamos a las 06:15 h, aunque tardamos un rato más en salir del saco, debido al intenso frío que hace, producto de una buena helada que ha caido por la noche. Tardaríamos en entrar en calor hasta el mediodía. El día amanece raso, sin apenas nubes.
Buscamos al Oso por las pedreras, por las brañas, por los claros del bosque, pero nada. Varios Rebecos en las cumbres y Corzos en los pastizales y brezales. También un Azor común Accipiter gentilis sobrevolando la zona. En un nevero encontramos las huellas de una Osa con dos crías del año pasado, que subían ladera arriba, seguramente para cambiar de valle.
15.05.2010.
Llegamos a eso de las 20:30 h al primer lugar seleccionado para hacer una espera. Las condiciones climatológicas aún no son muy favorables, con niebla en las cumbres aunque ya ha cesado de llover y nevar. Eso sí, el frío es muy intenso, mucho más de lo que cabría esperar en pleno mes de mayo. Prospectamos el terreno en busca del plantígrado, aunque no tenemos éxito. Un Zorro Vulpes vulpes busca comida en un prado por debajo del bosque. En la misma pradería un Corzo Capreolus capreolus pastando y a media ladera, varios Rebecos cantábricos Rupicapra pyrenaica parva hacen lo mismo.
Se echa la noche y cenamos rápido para meternos al saco cuanto antes.
16.05.2010.
Nos despertamos a las 06:15 h, aunque tardamos un rato más en salir del saco, debido al intenso frío que hace, producto de una buena helada que ha caido por la noche. Tardaríamos en entrar en calor hasta el mediodía. El día amanece raso, sin apenas nubes.
Buscamos al Oso por las pedreras, por las brañas, por los claros del bosque, pero nada. Varios Rebecos en las cumbres y Corzos en los pastizales y brezales. También un Azor común Accipiter gentilis sobrevolando la zona. En un nevero encontramos las huellas de una Osa con dos crías del año pasado, que subían ladera arriba, seguramente para cambiar de valle.
Al mediodía decidimos irnos a otra zona, donde hacer una espera en la tarde. Tras reponer fuerzas con una buena comida, subimos a un collado donde echar una visual y seleccionar nuestro emplazamiento de atardecer. Un collado en el que el destino nos depararía una grata sorpresa a posteriori. Un Zorro campea por el claro de una ladera cubierta de brezales y escobales.
Decidido el emplazamiento, cambiamos al valle paralelo, en busca del Oso.
La tarde va cayendo, el Sol nos coge de frente y el contraluz no favorece en absoluto la búsqueda. Varios Escribanos hortelanos Emberiza hortulana amenizan la espera, al igual que una pareja de Aguilucho pálido Circus cyaneus. Mientras, en la osera no parece haber actividad.
A las 20:10 h, aún con una luz horrible, decido dejar a Máximo allí mirando y subir ladera arriba, para mirar el valle de atrás. Por el camino, un cercano Zorro que merodea por un sector desbrozado y una Perdiz pardilla Perdix perdix que marcha volando. Arriba, un excremento de Lobo ibérico delata la presencia del cánido salvaje. Monto el teles y observo dos Ciervas Cervus elaphus cuando recibo la llamada de Máximo, que está viendo una Osa con nada menos que tres escañetos. Y yo aquí arriba ¡¡¡. Desciendo a todo trapo por la ladera, con el teles al hombro, a tal velocidad que hubiera dejado atrás al mismísimo Asafa Powell.
Por fin llego y ahí están, los cuatro, una preciosa Osa y sus tres crías de este año, frágiles y jugetonas. Se encuentran junto al collado en el que estuvimos hace escasamente cuatro horas.
La luz ha mejorado bastante y podemos disfrutar con ellos, en una ladera con brezos, escobas y roquedos con algún claro. La Osa se va moviendo por la ladera, moviendo a las crías por lugares realmente difíciles de transitar. Aún así, éstas trepan ágilmente. Se suben a una roca, la madre prospecta la ladera, mientras ellas juegan y pasan por debajo de su tripa, asomando entre las patas de su madre. Siguen avanzando poco a poco hasta llegar al mismo punto en el que estuvimos Máximo y yo, donde la Osa levanta el hocico y ventea, no sabemos si al detectar nuestro olor o prospectando la otra ladera. El caso es que se dan la vuelta y avanzan de nuevo lentamente, por la misma ladera de siempre, llegando hasta unos roquedos y brezos, donde les dejamos ya sin luz, tras algo más de una hora de observación que nos dejó perplejos.
Se hace de noche y cantan la Ranitas de San Antonio Hyla arborea en una charca próxima.
Nos dirigimos hasta una cabaña de pastores cercana, para pernoctar y regresar al punto de observación al amanecer. Mientras hacemos un fuego en la chimenea y calentamos la cena, recordamos las vivencias de la observación.
17.05.2010.
Amanece despejado, nuevamente con frío, pero menos que ayer. Desayunamos, recogemos el material y nos dirigimos a intentar localizar a la familia de úrsidos. Llegamos al sitio, monto el teles y nada más enfocar en el punto que los dejamos ayer, ahí están los cuatro, increíble. Ahora sí que les vamos a disfrutar pensamos, ya que el sol les iba a dar de lleno. Y así fue, desde las 06:50 hasta las 08:50 h que se encamaron en unos brezos, estuvimos disfrutando de sus andanzas, con una luz impresionante. Durante todo el tiempo se movieron por un espacio reducido, la madre comiendo herbáceas y flores de una especie de margaritas, mientras las crías jugaban incansables, pegándose, trepando a un roble, subiendo por un árbol caído, empujándose contra los brezos, etc. La verdad que parecían de goma, porque se daban unos golpes buenos. A un rato la hembra se tumbó panza arriba y las tres crías se pusieron a mamar juntas, un espectáculo. Una de ellas tenía la cabeza muy clarita (¿una hembra?).
Y así estuvimos las dos horas, disfrutando de esta maravillosa observación, hasta que decidieron poner fin a sus andanzas y la madre les llevó hasta unos brezos donde se encamaron. Allí los dejamos mientras nos alejábamos con la retina llena de imágenes.
Os dejo a continuación un par de vídeos.
Fantástico el relato, y un par de videos de gran valor. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn saludo desde Burgos.
Mario
Increibles los videos Jandro...
ResponderEliminarQué buenos videos!
ResponderEliminarTe en lazo tu blog al mío ahora mismito.
Un saludo desde un poco más al sur.
Gracias Goyo, ya he puesto el tuyo en mi lista de blogs.
ResponderEliminarSaludos.
Muy bueno Alejandro, he sentido hasta el frío en la tienda. Algún día espero verlos yo.
ResponderEliminarSaludos juankar
Muy buen relato y los vídeos de ositos siempre me parecen muy graciosos, casi cómicos. Por cierto ¿menuda pendiente que tenían en esa ladera, no? se les ve practicamente haciendo escalada. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe alegro que os haya gustado la crónica y los videos. Pues sí Ernesto, la Osa los tenía metidos en una ladera de fuerte pendiente, con abundantes brezos, rocas, etc. Supongo que para intentar portegerlos de algún macho que pudiera merodear por la zona. Una persona se movería con dificultad por esa ladera. Saludos.
ResponderEliminarImpecable relato. Este blog promete. Lo seguiré de cerca. Yo también salgo detrás del oso, pero sin éxito (de momento)
ResponderEliminarUn saludo